Instinto familiar
Pasar más tiempo con la familia es un deseo casi universal. Cuando mucha gente hace sus listas de propósitos para el cambio de año, éste siempre aparece, aunque sea de forma retórica, sabiendo que es más difícil de cumplir que el de ir al gimnasio cada semana. Le dediques más o menos tiempo a la pareja y los hijos que la gente que te rodea, nunca te parece suficiente. Siempre te queda aquella cosa dentro que deja insatisfecho. Pero todos esos deseos se han visto cumplidos de golpe, y pronto va a hacer un año. La maldita pandemia y los tres meses de confinamiento, y las posteriores restricciones de movimientos, han hecho salir al genio de la lámpara.
Miguel no había cenado tantas noches seguidas en casa con Raquel y Elisa como durante el confinamiento. Y le gustó. El tiempo dirá, cuando vuelva la normalidad, si esta pandemia nos cambiará el orden de prioridades vitales, pero a Miguel parece sí. Durante esos tres meses casi sin salir de casa, instauraron en casa la cena de quesos una vez al mes. No sabía que a Elisa le gustaban tanto los quesos azules y secos. De hecho, descubrió muchas cosas nuevas de su hija con las que se dio cuenta de que ya no era la niña de antes. Así, cada tercer sábado de mes van por la mañana al mercado y pasean por las paradas de quesos y compran los que más les gustan a los tres, y miran de comprar uno nuevo cada vez para incorporarlo o no a la lista de favoritos. ¿Y qué es lo mejor para acompañar una cena de quesos? Un buen vino, claro. Han probado los distintos tintos de Bella Pilar, y de momento el que más les gusta para paladear con un buen manchego seco es el Instinto.
La primera cena de quesos del 2021 consta de un Idiazábal, un Mahón, un Scamorza, un Téte de Moine, un Brie y se han estrenado con un Gamonéu, a ver qué tal. Ponen la mesa del comedor, la de las cenas importantes, con la vajilla buena y las copas grandes. Miguel descorcha el Instinto de Bella Pilar mientras le propone a sus mujeres de jugar un par -o tres- de partidas de Azul, un juego de mesa nuevo que le trajeron los Reyes a Elisa y que les ha encantado a todos. Elisa acepta el reto y va a la nevera a buscar su botella de Trina. Tiene ganas de hacerse mayor, también, para saborear los quesos con una buena copa de vino tinto de los bailarines. Intuye que el Idiazábal debe saber mejor que con Trina.
Cuando la botella de Instinto queda vacía, Miguel va a buscar un rotulador y solemnemente les dice a Raquel y Elisa que cuando se acaben las restricciones y puedan volver a la vida de antes, la cena de quesos el tercer sábado de cada mes será una cita sagrada para los tres, y lo escribe en la etiqueta. Brindan con la alegría de haber descubierto su momento familiar preferido. #momentosbellapilar
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